Testimonio Rai Anguera | 39 años
Al poco de empezar los estudios de programación (Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma) en la Escola del Treball, el tutor nos dijo que había una sesión informativa sobre los programas Erasmus en los que participaba nuestro instituto, que daban la posibilidad de realizar prácticas en el extranjero.
Y allí empezó lo que luego sería una auténtica aventura. Los primeros pasos son burocracia (y eso nunca es divertido)… Pero si la cosa va de subvenciones y hay organismos oficiales de por medio, la burocracia está asegurada. Pero: el resultado bien lo vale.
Después de rellenar algunos documentos, pasar un par de entrevistas, y entregar un nutrido conjunto de documentaciones… y esperar prácticamente todo el curso para saber quién podría ir finalmente de Erasmus+ (las resoluciones de subvenciones se suelen hacer esperar), por fin se confirmó la plaza, y el destino asignado.
Destino: Wrocław (Breslavia), Polonia. Lo primero fue buscarlo en el mapa. Y lo segundo, en Wikipedia, para ver dónde me mandaban.
Dado que de entrada no me había encaprichado de ningún objetivo concreto, y que las temperaturas en los meses de estancia se prometían agradables, pues yo encantado.
Muy resumidamente: una experiencia genial.
La ciudad –universitaria, con cantidad de campus y gente joven- es un lujo. Muy muy bonita, llena de posibilidades, y pese a ser turística, no está para nada masificada (como por ejemplo sí pasa en Krakovia, o Praga, que tuvimos ocasión de visitar en escapadas de fin de semana). El abono de transporte ilimitado para la ciudad ayuda muchísimo a explorarlo todo, a todas horas.
La comida, muy rica (hipercalórica, eso sí). Y el clima (en verano)… bien, comparado con su invierno (de -15 a -20 ºC), pues está muy bien. Pero para nosotros, no dejaba de ser chocante que cada dos o tres días llovía, y que pasábamos de la manga corta durante el día, a una o dos mangas largas por la noche. A mí me recuerda al clima de montaña en España en cotas de unos 1.000 m. Y eso se nota en la gran cantidad de vegetación en los barrios, y en los magníficos parques, que son auténticos pedazos de bosque.
Otro gran punto a destacar: contar con el apoyo allí de la gente de MODE, da una tranquilidad total. Están ahí para todo y más. Y también muy de agradecer la hospitalidad de la empresa que nos acogió en prácticas (Buzzit). El trabajo en sí, pues la verdad es que en dos meses da para muy poco. Pero el ambiente en la oficina fue muy bueno en todo momento.
Dos meses allí han pasado a la velocidad de la luz. Pero ha sido tiempo suficiente para empezar a sentirse un poco de Wrocław. La experiencia es muy diferente a visitar un destino como turistas. Estar de Erasmus es vivir la ciudad.
Rai, Agosto 2017