Testimonio Aniol Catalá | 25 años
Dicen que un Erasmus hace cambiar, lo que yo no sabía era qué cambiaría…
Saludos a todos y a todas, me llamo Aniol Català y tengo 24 años. Mi experiencia Erasmus ha sido una estancia de dos meses en Forlì, en la región italiana de Emilia-Romagna.
Estudio un ciclo formativo de grado superior de Laboratorio Clínico y Biomédico en Barcelona, que vale la pena decir que disfruto haciendo y del cuál aún no había hecho las prácticas en centros de trabajo al momento de embarcar hacia Italia.
Me apunté al Erasmus en diciembre de 2016 a última hora del plazo para la solicitud, como quién no quiere la cosa y por probar, pensando que no estaba preparado y no me darían la beca. El tiempo me demostró que estaba equivocado: unos meses más tarde nos comunicaron los afortunados que iríamos a Italia, y ¡qué sorpresa verme entre los elegidos! En seguida empezaron los nervios, las prisas, los cursos de italiano, las compras para sobrevivir dos meses...
La experiencia ha sido muy buena, a pesar de los primeros días en los que la incertidumbre y la inseguridad de un nuevo país e idioma te hacen pensar en volver, en no quedarte más. Yo hice mis prácticas en una empresa de análisis alimenticio, Tentamus Agriparadigma, en el laboratorio de microbiología. Está situada en Ravenna, por lo que debía coger el autobús cada mañana bien temprano. La gente allí fue muy amable conmigo, y me ayudaron a sobrellevar mis malos días iniciales. Al no haber hecho aún prácticas en España, ésta ha sido mi primera experiencia en un laboratorio de verdad, y debo decir que ha superado mis expectativas. He aprendido muchísimo sobre lo que me gusta y he conocido gente maravillosa.
Siempre me habían dicho que un Erasmus te cambia. Yo, por el contrario, no siento que haya dado un cambio radical en mi vida ni me haya aportado un modo de hacer nuevo, sino más bien me ha ayudado a forzar mis límites y a mejorarme a mí mismo tal y como soy. Es decir, me ha potenciado y engrandecido en lugar de cambiarme.
Además he podido descubrir este maravilloso país los días que no tenía que ir a las prácticas. He viajado casi todos los fines de semana para renovarme culturalmente, he visitado ciudades, pueblos y zonas naturales, he probado la gastronomía típica de los lugares donde he estado y he conocido gente diversa y variopinta en mis estancias.
En mi opinión, creo que todo el mundo debería hacer un Erasmus o algo parecido, al menos una vez en la vida.
Ciao a tutti!