Testimonio Noelia Rodríguez | 28 años
En octubre cuando acepté este voluntariado, me parecía una eternidad pensar que iba estar hasta abril y de repente ya estoy de vuelta en Galicia; cómo voló el tiempo.
Es difícil resumir todo lo vivido en unas cuantas líneas, pero trataré de hacerlo lo mejor posible. Ilusión, pasión, emoción son las 3 palabras con las que me quedo.
Ilusión por empezar un proyecto nuevo en un país diferente, en un ambiente intercultural, saliendo de tu zona de confort y aceptando todos esos retos que van apareciendo.
Pasión por hacer algo que te inspira a levantarte cada mañana, en mi caso estudié psicología por auténtica vocación, y he tenido la oportunidad de participar en talleres socioeducativos con niños y adolescentes.
Emoción, no puedo decir que todas positivas, pero creo que debemos aprender a convivir también con las negativas, porque forma parte de nuestra esencia. Una experiencia maravillosa llena de sensaciones.
Y Polonia, qué decir de este país, debo admitir que no era mi destino favorito, pero acabó robándome el corazón. Una cultura muy diferente a la española, pero sin duda, un sitio que os animo a visitar. Como mujer y perteneciente a la comunidad LGTBI, fue todo un reto, con mucho miedo de ser yo misma al principio por posibles repercusiones, pero luego te das cuenta de que te rodeas de gente maravillosa que te quiere tal y cómo eres. No puedo olvidarme de mi tópico favorito, la comida, me harté de comer pierogis, típico plato polaco. Y, por último, me gustaría destacar la gran riqueza histórica que tienes la posibilidad de vivir en este país. Nuestra asociación nos sacó la entrada para Auschwitz, muy triste pero muy necesario visitarlo para que nunca más se vuelva a repetir.
Supongo que también os preguntaréis cómo se vive esta experiencia en medio de una pandemia mundial. No puedo mentir y decir que fue cómo si no existiera, porque las fronteras están cerradas y se hace más difícil viajar, llevar a cabo ciertas actividades, pero también te permite vivir las cosas de otra manera, para mí personalmente, fue un viaje interior de autodescubrimiento y crecimiento personal brutal. Me noto una persona más segura de sí misma, con las cosas más claras y con ganas de seguir realizando mis sueños.
Y siempre me gusta terminar con una de mis frases favoritas: "La vida es de los valientes".
Nos vemos por el mundo.