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Testimonio Rachele D'Andrea | 23 años

Rachele es italiana y es voluntaria en la Fundació Mans a les mans en Barcelona. Ella llegó junto con los demás voluntarios en septiembre 2019 y sigue su proyecto hasta junio 2020. 
Trabaja en un centre obert con niños/as, en un barrio de una de las periferias de Barcelona. El objetivo del proyecto es potenciar la tarea educativa mediante programas socio-educativos que mejoran la calidad de vida de lxs niños/as y su familia.

 


 

¿Os digo la verdad? Al principio no tenía NADA claro el por qué estaba haciendo un proyecto CES. En mayo empecé a pensar que algo tenía que hacer de mi vida, una vez que me hubiese graduado. Estaba haciendo la universidad en Turín, estudiaba filosofía, y lo único que sabía era que no sabía qué hacer (muy socrático). Cuando apliqué para el proyecto, pues no tenía ni idea de lo que significaba hacer una experiencia de voluntariado en el marco del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Lo fui descubriendo viviéndolo.

La primera cosa que hice al llegar a Barcelona fue ir al entreno de la colla castellera al lado de casa. Fue LITERALMENTE la primera cosa que hice. Llegué a Barcelona el 1 de septiembre, era domingo. Pues el martes, a las 19, ya estaba en el local de la colla castellera Jove de Barcelona. Y allí me di cuenta, más de lo que sabía ya desde antes, que si quería entender realmente la cultura de la ciudad adónde iba a vivir por los siguientes diez meses, tenía que aprender catalán. Así que la segunda cosa que hice, fue inscribirme a un curso de catalán.

También hay que decir que no hay mejor forma de aprender catalán, conocer la cultura y las personas locales que ir en una colla castellera. Al principio fue además el sitio adonde cree mis primeras relaciones de amistad. De hecho, no podía que ser así: dos veces por semana había entreno, y todos los fin de semanas diada (la representación en la plaza). ¡Siempre estaba en la colla!

A finales de octubre, una desgracia me cayó encima: el on-arrival training. Mi pesadilla más grande.
Premisa: yo hice un Erasmus y fue una de las experiencias más importantes de mi vida, como lo está siendo esta del voluntariado europeo. Pero yo, siempre, he estado escapando del ambiente Erasmus. Para que me entendáis, mucha fiesta, muchas nacionalidades, mucho inglés… “¡Fantástico!”, diríais vosotras. Pues, no si eres Rachele. A mí me gustan el catalán, la gente local y las diadas castelleras. Así que imaginaros, una semana, una semana ENTERA con toda esta gente extranjera, hablando inglés (o aún peor, ITALIANO)… 
Fue una de las semanas más ricas y más llenas de mi experiencia en Barcelona. No solo conocí mejor a las otras voluntarias, sino que compartimos pensamientos, expectativas, preocupaciones… Entendí que tenía muchas más cosas en común con ellas de las que me esperaba.

Mi proyecto de voluntariado es en la Fundació Mans a les Mans. Trabajo en un centre obert con niñxs, en un barrio de una de las periferias de Barcelona. El objetivo del proyecto es potenciar la tarea educativa mediante programas socio-educativos que mejoran la calidad de vida de lxs niñxs y su familia.

Antes de venir aquí, nunca había trabajado con niñxs. De hecho hasta me daba un poco de miedo. Por esto escogí este proyecto, ha sido mi grande reto. He aprendido muchísimas cosas, he experimentado y he conocido lados de mí que desconocía. En la Fundació siempre han confiado en mí, siempre me han apoyado y cuando tenía ideas, siempre han creído en ellas y me han ayudado a llevarlas a cabo.

El Coronavirus ha llegado en el momento más intenso de mi experiencia. Trabajar con niñxs y tejer una relación de confianza y cercanía con ellxs necesita mucho tiempo y dedición. Hay que tener mucha paciencia y constancia para ver los resultados. Con la pandemia obviamente este trabajo se ha complicado. El centro ha cerrado y por una semana no he tenido contacto con lxs niñxs.

Todavía las monitoras de la Fundació son todas muy creativas y fantasiosas, y encontraron la forma de seguir en contacto aunque desde nuestras propias casas. Se ha creado por esto un servidor en Discord (una aplicación de mensajería), se ha creado grupo de trabajo y las primeras semanas se ha propuesto a lxs niñxs retos, enigmas, juegos para que hicieron durante la tarde, estando conectadxs con nosotras por llamada.

Trabajar en la Fundació me ha llevado a entender que mi camino es el de la educación. Siempre que he tenido que hacer elecciones para mi futuro, he estado indecisa y casi siempre al fin del cabo he elegido casi al azar. Gracias a esta experiencia, todavía, sé por fin cual es mi vocación. Nos esperan tiempos difíciles, es verdad. Pero creo que a todas las que nos hemos encontrado en un proyecto de voluntariado nos está dejando algo muy importante y fuerte, que no vamos a olvidar. 


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Rachele D'Andrea