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Testimonio Jennifer Ademoye | 21 años

Jennifer es alemana y es voluntaria en Fundació Mans a las Mans. Ha llegado en septiembre 2019 y ha vuelto a casa, pero sigue ayudando la fundación en activitades con los niños de manera virtual 


¡Buenos días! Me llamo Jennifer y desde que puedo pensar mi gran deseo era visitar o vivir en España. Porque conocía el SVE de una amiga mía, era bastante claro para mi que después de terminar mis estudios en el colegio quiero pasar unos meses en este país sobre la que quería aprender varias cosas – al final puedo decir que ¡fue la experiencia más valiosa de mi vida! 

Mi proyecto en Barcelona en la Fundación Mans a les Mans era mi primera vivencia en el extranjero para tanto tiempo y mi primera vez en España. Durante mi proyecto no sólo tenía muchísimos momentos bonitos en las actividades con los niños en mi trabajo pero también podía desarrollar mi misma, crecer y aprender sobre todos los aspectos de la vida. Disfrutaba las actividades y el aprendizaje que hicimos con los niños porque de esta manera podía conocer más aspectos bonitos de la cultura y del ámbito social. También, vivía con personas que no había conocido antes y me encontré en una comunidad con varios otros voluntarios que todos eran diferentes y únicos – en otras palabras, en un ámbito muy diverso y nunca aburrido. 

Estar siempre activa en el proyecto me permitió aprender cómo encontrar amigos en un lugar nuevo en lo que no había conocido nadie antes. Además, descubrí nuevas cosas que me interesan y me gustó usar el tiempo para aprender sobre la historia de España, los sitios diferentes en Barcelona, los idiomas Catalán y Español y me ayudaba comprender mejor a otras personas. Muchos pensamientos, sentimientos y memorias voy a llevar conmigo para siempre y todavía ahora durante la situación con el Covid-19 estoy muy feliz sobre los últimos meses. 

Me siento muy agradecida haber podido vivir esa experiencia como ciudadana de Europa; el proyecto me enseñó mucho sobre las diferencias entre culturas y también los problemas que pueden ocurrir debido a eso. Así podría desarrollar un comprensivo mejor de la Unión Europea y lo que nos conecta todos nosotros. En este respeto me enriquecieron también las formaciones a la llegada y al medio para trabajar juntos/as con nuestro aprendizaje con otros/as voluntarios/as de todo el país. Unos de mis momentos más bonitos y tranquilos eran cuyos que podía pasar en el mar. 

Yo creo que el gran beneficio de un SVE es que aparte de tener la oportunidad aprender sobre la lengua, los costumbres y la cultura del país dónde está tu proyecto también se coge varias impresiones sobre otros países a través de los otros voluntarios y las amistades que se forma durante el extranjero. Para todos y todas que están pensando en tener una experiencia parecida a la mía, le recomiendo buscar un SVE en lo que puede reflejar sobre sus intereses personales y conseguir sus objetivos. ¡Será seguramente una experiencia de la vida que se recuerda para siempre! :) 

 


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