Testimonio Roger Mocholi | 20 años
Me llamo Roger Mocholi Segura, justo este año he terminado mi ciclo medio de informática. Poco después de empezar mi último año nos ofrecieron la posibilidad de hacer prácticas de trabajo en el extranjero.
“¿Como les fue a los que lo hicieron el año pasado?” “¿Es buena idea?” Eran algunas de las primeras preguntas que me rondaban la cabeza “¿Quién irá?” “¿Qué destinos podré elegir?”. Me lo pensé mucho, muchísimo, la idea daba miedo al principio, las dudas sobre si podría cumplir lo que ellos esperaban me preocupaban. Entonces llegó la idea que lo decidió todo "No puedo perder de nuevo esta oportunidad”, así que me decidí a presentarme para el
proyecto. Más de 7 meses después de esta decisión, después de papeleos, entrevistas, etc. Me di cuenta de que en escasas semanas me marchaba.
Ya está, ¡me voy a Estambul! No podía casi ni creerlo. Durante todo este tiempo todos los que me rodeaban intentaban que cambiara de idea, “No vayas, Turquía es peligrosa” frase a la que siempre respondí lo mismo: “Si viviéramos con miedo nunca saldríamos de casa, nunca habríamos alcanzado elEverest, nunca habríamos pisado la luna. Si limitas tus decisiones por el miedo toda tu vida morirás sin haber vivido.
"Yo quiero ir a Turquía, y no renunciaré a lo que quiero por miedo.” Yo quería ver algo diferente, quería aprender, quería saber. No quiero que mi opinión sobre el mundo se base en lo que me cuentan los demás, quiero ser yo el que cuente como es el mundo.
Ha llegado el dia, me voy. Llegan las despedidas agridulces, los miedos, los nervios, todavia no me hacía a la idea de que no iba a pisar mi ciudad ni ver a los míos en un mes, pero estaba seguro de que valdría la pena, esperaba que valiera la pena. Tras unas horas de avión, noto que bajamos, veo la ciudad, ¡Estoy viendo Estambul! Todo me parece diferente e increíble sin haber aterrizado todavía. La geografía de la ciudad, los colores, las casas, recuerdo que incluso el color del cielo me pareció diferente. Entonces tomamos tierra, bajamos, hacía un calor sofocante, nos vinieron a buscar. De camino a los alojamientos de cada uno pude admirar la enormidad de la ciudad y su belleza.
-Estambul es preciosa --- Aún no hemos llegado a Estambul. Saber eso me dejó aún más impresionado. Después de un rato entramos en estambul, y me quedó claro que era todavía mejor que lo que había visto antes. Aun no me había bajado del coche y todo tipo de frases típicas de un turista novato. “Que diferente es todo” “Que calles y casas más raras” “Aquí las personas no tienen miedo de los coches y los coches no tienen miedo de los semáforos, increible” “Nunca habia visto tantas mezquitas juntas, son
preciosas”.
Aun con todo esto, seguía hipnotizandome lo preciosamente diferente que se veía el cielo allí. Entonces me dejaron en mi alojamiento, las personas en Turquía son muy amables. Desmonté lo que me había traído de mi vida en españa para irme a dormir con la sensación de que iba a empezar una vida totalmente diferente, nueva y con mucho que enseñarme. Pasaron los días, iba a trabajar, mis compañeros me recibieron con mucha paciencia y hospitalidad. Cuando acababa de trabajar volvía a casa, dejaba el portatil y me iba a la plaza de Taksim a perderme entre sus calles.
Que calor que hace, me deshago, voy a buscar sombra, me he perdido, perfecto. Siempre he pensado que perderse es la mejor manera de conocer un lugar. Un dia un compañero de trabajo me propuso hacer una pequeña ruta turística, fue el dia mas increible de todos. Cuando llegamos a la Mezquita Azul de Estambul me quedé alucinado con lo preciosa y grande que era, pero mas me alucinó girarme y ver que la mezquita de Santa Sofía la desafiaba desde muy cerca. En un espacio de menos de 1 kilómetro estaban dos de las mezquitas más grandes y bellas de estambul, mirándose la una a la otra compitiendo por las miradas de los visitantes.
Todo me parecía increíble, la comida, la gente, los edificios, etc. Esto fue solo en la primera semana, cada vez estaba más seguro de que este viaje valdría la pena. Siguieron pasando los días, seguí perdiendome por la ciudad, seguí descubriendo cosas, seguía muriendo de calor. Empezaba a echar de menos a mis amigos, a mi familia, y sobre todo a mi pareja, pero valdría la pena. Lo que no la valió fue el hombre del tambor que me despertaba todos los días a las 2 de la madrugada intentando despertar a todo el mundo para rezar. Pero valió la pena saber qué hacían eso, era parte de su cultura.
Siguen pasando los días, todo sigue siendo increíble, echo mucho de menos a muchas personas, ya queda muy poco, solo una semana. Solo un Fin de semana.
Llegó el golpe de estado. Todo iba bien, todo iba genial, era un dia mas, y de repente mi compañero de piso abre la habitación y me dice que no salga de casa, nadie sabe qué está pasando, el ejército está cortando los puentes de Estambul y tomando posiciones en Ankara. Nos encerramos esperando más información, sabíamos que el ejército estaba por toda la ciudad. De repente llega la información: Está ocurriendo un golpe de estado. En ese momento el ejército todavía actuaba pacíficamente, pero entonces sucedió, la policía junto con una parte del ejército decidió defender al gobierno, hay disparos, cazas y helicópteros sobrevuelan la ciudad, estoy nervioso. Los disparos son cada vez más frecuentes, más cercanos. Entonces el presidente Erdogan le pidió al pueblo que saliera a la calle, entonces empezó la verdadera pesadilla. Gente gritando por las calles, cada vez más disparos, explosiones, ya no es algo esporádico, hay una batalla muy cerca de aquí. La escucho, me estremece escucharla. Entonces vi la primera luz blanca en el cielo, seguida de un sonido que te desgarraba por dentro. Los cazas estaban haciendo maniobras muy agresivas, de repente uno pasó por encima de nosotros, podías notar su sonido en el pecho, la explosión de su velocidad en la piel. Ya no estoy nervioso, tengo miedo.
Nunca había tenido tanto miedo en mi vida, nos encerramos, lo cerramos todo y esperamos a que todo pasara. Cuando no pude mas me fui a dormir, mañana sera otro dia. Al día siguiente parecía que todo había acabado, estaba todo tan tranquilo que parecía haber sido una pesadilla. Decidí no salir de casa en los siguientes dos días, me calme y seguí con mi vida, como todos. Vivir esto me hizo ver las cosas de una manera muy distinta. Incluso cuando todos pensaron que no debí haber ido yo discrepaba. No, no ha sido una mala decisión.
He aprendido, he vivido, he sentido, necesitamos sentir para darnos cuenta de hasta dónde llega nuestra voluntad, para darnos cuenta de que no somos de cristal. El siguiente lunes me hicieron una fiesta de despedida en el trabajo, el miércoles, volví a casa. Diferente, la vida que dejé atrás no volvería, ahora se cosas que nunca habría sabido si no hubiera venido, ahora afrontaré mi vida con otra perspectiva. Dejo Estambul, dejo amigos, dejó experiencias y sentimientos, muchos sentimientos. A Estambul fui con una maleta de experiencias medio vacía, y he vuelto a casa con la maleta medio llena, me he llevado muchas cosas de esa ciudad, y también he dejado allí muchas cosas importantes para mi. He vuelto a casa.
Si, ha valido la pena.