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Así fue "Tolerance+", intercambio Erasmus+ en Rumanía

Así fue "Tolerance+", intercambio Erasmus+ en Rumanía

Experiencia Erasmus+ en Rumanía. Del 23 de febrero al 6 de marzo de 2018, enviamos a 5 participantes españoles al proyecto de intercambio juvenil Erasmus+ "Tolerance+", que se celebró en Slanic Moldova (Rumanía) para fomentar la tolerancia y el diálogo intercultural entre 52 jóvenes procedentes de diferentes países. Aquí os compartimos su artículo y fotos para que podáis sumergiros en una experiencia de este tipo. ¡Gracias chicos/as por vuestras bonitas palabras!


Somos cinco jóvenes: Etisham, Usman, Soufyanne, Ana y Alba. Todavía no nos conocemos, pero gracias a la Asociación Mundus tenemos la oportunidad de participar en el proyecto “Tolerance+”, que la organización Active Development Association ADA organiza en Rumanía. 12 días, 52 personas y un tema: Tolerancia.

 Nos encontramos todos en Frankfurt, donde hacen escala todos nuestros vuelos dirección Rumanía. Risas y nervios: “¿De dónde sois?”, “¿a qué os dedicáis?”, “¿Habéis participado en otros proyectos?”. Dudas: “¿Cómo será el lugar?”, “¿Serán simpáticos los otros participantes?”, “¿Qué haremos los próximos días?”.

Llegamos. Hace frío, mucho frío. Un autocar y dos coches completan el viaje hasta el lugar donde nos alojaremos los próximos 12 días, Slanic Moldova. Llegamos después de la hora de cenar (en horario rumano, que no español), y antes de subir a las habitaciones los primeros participantes ya vienen a saludar. “¿Españoles?”, “¡Hola!”, “Cerveza”, “Despacito, ¡I love Enrique Iglesias!”.

Intuimos que somos los últimos en llegar, por lo mínimo una treintena de participantes ya están allí. Vienen de Moldova, Albania, Italia, Grecia, Bosnia y Herzegovina, Estonia, Portugal, Bulgaria y, claro está, nuestros anfitriones rumanos. Algunos se presentan, algunos nos miran curiosos, algunos nos dan conversación. Cenamos algo y nos acomodamos en nuestras habitaciones. Mañana empieza lo bueno.

A partir de allí, poco podemos describir. El tiempo vuela. Durante el día, toda clase de actividades no formales. Durante los ratos libres, montones de conversaciones, risas y buenos momentos. Después de cenar, las noches interculturales, en las que cada país presenta su cultura a través de presentaciones, comidas típicas y bailes.

A través de distintas dinámicas, poco a poco tomamos consciencia de cómo la discriminación afecta a inmigrantes y refugiados; explicamos las situaciones en nuestros respectivos países y creamos materiales (vídeos, posters, presentaciones) para representarlas. Todo ello para llegar hasta la actividad cumbre del proyecto: el teatro fórum.

En tres grupos, creamos sendas obras de teatro en las que representamos diversas situaciones de discriminación con trágico final, todas ellas perfectamente aplicables al mundo real. Vamos a representarlas en el teatro de Bacau, la ciudad de la asociación que nos acoge. Así, en una de las historias, Ana representa una señora de bien que discrimina constantemente a su sirvienta por el hecho de ser filipina. La sirvienta acaba por dejar la casa y prostituirse para poder mantener a su hijo enfermo y mandar dinero a su familia, que sigue en su país de origen.

Lo representaremos de nuevo. Esta vez, el público puede intervenir para cambiar las actitudes de la familia de la señora, el resto de los sirvientes y la misma familia de la sirvienta. Al final, entre todos conseguimos que la víctima de esta historia confíe en sus dotes culinarias para acabar en Máster Chef. ¿El objetivo? Al finalizar la actividad todos somos un poco más conscientes de que, ante una situación de discriminación, todos somos capaces de intervenir y hacer algo por evitarla.

Al finalizar la actividad volvemos al que ha sido nuestro hogar, el final se acerca. Sin ser demasiado conscientes, hemos aprendido mucho más de lo que pensábamos. No sólo sobre discriminación y tolerancia: también sobre culturas, tradiciones, religiones y opiniones. Han pasado diez días y nos hemos convertido en una gran familia de 52 miembros. Y lo mejor de todo, cada uno de nosotros ha aportado alguna cosa especial al proyecto. ¡Por cierto! Nuestros chicos reciben el reconocimiento al selfie adicto (Usman), al más simpático (Etisham), y al mejor bailarín (Soufyanne).

Después de las actividades de clausura nos despedimos de nuestros compañeros, deseando volver a verlos en un futuro. Sin lugar a duda, ha sido una experiencia inolvidable. Los cinco queremos agradecer especialmente a Active Development Association por organizar el encuentro y Asociación Mundus por darnos la oportunidad de participar en él.





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