Esta es la historia de cómo una idea es capaz de juntar a 40 personas de distintos países bajo un mismo techo y transformarlas en una pequeña familia durante 15 días.

Los padres de esta idea son la Asociación ProAtlántico de Portugal. Esta asociación, establecida en la tranquila localidad de Cruz Quebrada, Oeiras, proporcionó la oportunidad a estos  jóvenes para  formar parte del proyecto de Intercambio Juvenil  de Erasmus+ “Europe: Sharing is Caring” con la intención de incentivar la solidaridad, tolerancia y cohesión intercultural entre los jóvenes de los 8 países participantes (Portugal, Estonia, Grecia, Italia, Francia, Rumania, Bulgaria y España).

Antes de seguir con esta aventura, primero habrá que presentar a los protagonistas.

Cuatro jóvenes de Girona: Adrià, Carla, Marta y Núria fueron los seleccionados para este viaje. Todos ellos,  después de exámenes, trabajos y con ganas de empezar un verano distinto, se arriesgaron con la mochila a cuestas dirección a Portugal.  Pero no viajaban solos. Júlia, group leader por parte de la Asociación Mundus, les acompañó en la travesía.

Aquí empieza su historia:

“Durante los 15 días nos alojamos en Casa Europa, una antigua escuela que se ha reformado para acoger a los participantes y voluntarios de los diferentes proyectos.

Durante estos días aprendimos mucho acerca de las distintas culturas y como son las personas del resto de países, qué es lo que compartimos y qué nos diferencia. En el planning había distintas actividades, algunas para aprender sobre la inclusión social, voluntariado en un refugio para perros, un mercado de las culturas y otras se nos mostraban más sobre la UE y los programas de Erasmus+.

No todo fueron horas lectivas, sino también dispusimos de tiempo libre para descubrir la ciudad por nuestra cuenta. Des de ProAtlántico nos organizaron una visita a Lisboa, otra a Sintra i otra a Cascais, durante el festival de arte. Estos momentos libres, nos dió la oportunidad de crear grupos entre los participantes para visitar los lugares de alrededor. Como por ejemplo el dia que decidimos ir a Cabo da Roca, el punto más oeste del continente europeo. Queríamos ver la puesta de sol, así que dejamos escapar el último bus de vuelta a casa y nos quedamos hasta las diez pasadas. El regreso fue toda una aventura pero sin duda fue uno de los mejores atardeceres que pasamos en Portugal.

El hecho de poder compartir tradiciones y costumbres con otros países fue muy curioso. Teníamos programadas distintas “cultural nights” donde los representantes de los distintos países nos contaban los rasgos más característicos de su país. Y así terminamos el intercambio, aprendiendo a decir buenos días en las ocho lenguas distintas.

Queremos agradecer a la Asociación Mundus y a ProAtlantico la oportunidad que nos brindaron. Ninguno de nosotros nos imaginamos que 40 completos desconocidos y de distintos países terminarían congeniando tanto. Parecía como si no quisiéramos decirnos adiós, y mentiriamos si dijéramos que no se nos escaparon un par de lágrimas."

Los quince días pasaron tan rápido que sin darse cuenta, los protagonistas de esta aventura volvían a encontrarse sentados en un avión, pero esta vez de vuelta a casa. Eso sí, con una mochila repleta de nuevas experiencias y nuevos retos. De nuevos amigos, risas y momentos de gran complicidad.