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Testimonio Victor Díaz | Barcelona | 27 años

A la vuelta:

A veces me detengo a pensar en la naturalidad con la que hablo de mis experiencias pasadas lejos de casa sin tener en cuenta que hace unas décadas hubiese sido algo poco menos que irrealizable. Esta vez ha sido el país transalpino el que ha escrito unas líneas de mi biografía. Y es que terminar de moldear mi futuro profesional era casi obligado; necesitaba armarme de argumentos para dar palique a la treintena, con la que tenía programada una cita dentro de un par de años.

Han bastado cuatro meses para terminar de hilvanar el hilo conductor de mi historia profesional, nutrirme personalmente de nuevos entornos y despertar nuevas inquietudes. El programa Garantía Juvenil me ha dado la oportunidad de realizar un período de prácticas a caballo entre las ciudades de Bologna y Forlì. Dieciséis semanas como asistente en el Departamento de Education, Training & Youth Mobility en el seno de UNISER, una de las tantas cooperativas que imprimen su huella característica en la región de Emilia-Romagna.

Ahondando en el detalle, la estancia me ha permitido explotar mis aptitudes y competencias en el terreno comunicativo y lingüístico, ampliar la red de contactos profesionales y descubrir nuevas metodologías de trabajo. En un terreno más personal, he recuperado confianza en mí mismo, logrando entender el porqué de las decisiones tomadas hasta la fecha, circunstancia que me ha permitido despejar dudas y encarar nuevos retos con una total y absoluta seguridad interior. He perfilado todavía más mis metas sin dejar de estar abierto a nuevos proyectos.

Nota a pie de página: 9 de cada 10 participantes del programa recomiendan esta experiencia. 

A la ida:

Ciao!

A menudo uno espera que le lluevan oportunidades como agua de mayo, otros las persiguen y las cazan al vuelo, le quitan el envoltorio sin saber muy bien qué se van a encontrar y las toman con total y absoluta determinación.

Salir de mi zona de confort se ha convertido ya en un clásico. Italia, llámalo cabezonería o saber estar en el lugar adecuado en el momento indicado, pero vuelvo a hacer las maletas y esta vez algo me dice que el impacto de estos cuatro meses de programa Garantía Juvenil van a contribuir positivamente en mis aspiraciones profesionales.

Bolonia no parece un mal punto de partida. Es una ciudad joven, con un tejido asociativo y cultural con marca propia y además actúa de sede de organizaciones juveniles que permiten que jóvenes de nuestra edad descubran el mundo a una edad cada vez más temprana. Además, la región conserva una gran tradición en la industria automovilística y a simple vista, oportunidades no faltan.

Dejando de un lado las dudas que siempre me asaltan a la hora de elegir un nuevo queso para degustar cuando estoy en el fragor de la batalla en el supermercado, parece que me va a tocar quitarme las legañas más pronto que el resto del grupo. Me espera una hora de trayecto hasta mi nuevo hogar, la cooperativa Uniser, que abandera proyectos regionales y europeos de intercambio juvenil.

Me despido aprovechando que hoy el tren de las 8:35 no tiene ningún retraso destacable. 

Victor Díaz | Barcelona