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Testimonio Silvia Sanz Y Ruth Ortés | 25 años

Durante 2020, había pensado en varias ocasiones en convertirme en voluntaria; la pandemia me había dado la perspectiva que necesitaba para valorar mi impacto como individuo en la vida de los demás. Así, para finales de agosto decidí que había llegado el momento de formar parte del Cuerpo Europeo de Voluntarios.

¡Dicho y hecho! En octubre me seleccionaron para embarcarme en un proyecto de dos meses en Malino, un pequeño pueblo rural croata muy cerca de la frontera con Bosnia y Serbia. El proyecto tenía la misión de ayudar a crear un evento navideño que trajera la oportunidad de vivir una experiencia sociocultural a la gente de esta área alejada de las grandes ciudades. Para ello, tendría que trabajar y convivir con otros 9 voluntarios en una curiosa «casa Hobbit».

A eso se unió Ruth, que ya venía de otra experiencia de voluntariado y en la Movilidad internacional. Nos pusieron en contacto y ella me dio consejos para organizar mi viaje.

Desde el primer momento, la organización de acogida se encargó de hacernos sentir como en casa y pronto empezamos a preparar el evento. Tuvimos que hacer algo de trabajo físico como empedrar caminos, recoger las hojas caídas de los muchísimos árboles que había o reparar algunas de las esculturas que el parque tiene, pero también nos encargamos de actividades más creativas como la colocación de luces de Navidad o la creación de decoraciones.

Fue una experiencia para desarrollar nuestra creatividad y disfrutar de la tranquilidad del pueblo. Aunque también fue una oportunidad única para viajar dentro y fuera de Croacia; pudimos visitar la capital y algunas ciudades de la costa como Split o Zadar y visitar Belgrado y Sarajevo en los países vecinos. Además, realizamos muchos talleres en los que pudimos presentar nuestros países y culturas y conocer la de los demás voluntarios de Rusia, Francia, Turquía, Georgia y Azerbaiyán, así como la de nuestra organización.

Aunque en los últimos días la cosa se torció un poco con varios casos positivos de COVID-19, me encantó vivir la experiencia de conocer la hospitalidad de este pequeño pueblo, desarrollar mi creatividad, viajar por los Balcanes y ayudar a la asociación a mejorar su proyecto de cara al futuro.

En propias palabras de las voluntarias:

Sin duda, animo a cualquiera que se lo esté pensando a convertirse en voluntario. Aprenderás más de lo que esperas y ayudaras a una causa que te necesita.

El voluntariado es, una manera de ver la vida, yo siento que cuando realizas una experiencia de voluntariado cambias cómo persona y no eres la misma persona cuando comienzas que cuando terminas el proyecto

Silvia Sanz Y Ruth Ortés