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Testimonio Alba | 25 años

Mi caso empezó con un enamoramiento. Después de estar 3 veces en Bosnia decidí que el país y yo teníamos cosas interesantes que darnos. Conseguir mi SVE en Bosnia fue un camino difícil, al parecer al ser un país asociado y por lo tanto fuera de la Unión Europea, todo es muy complicado en Catalunya para que te ayuden a aprobar un proyecto allí. Después de un año lleno de NOs encontré la forma y escribí mi proyecto (basado en formar a la minoría gitana de una pequeña ciudad en BiH, Visoko).

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Pero una vez llegas al país la gente de la asociación y de la ciudad no te conocen, tu no les conoces, el idioma es una barrera lenta de apartar y las mayores preocupaciones no son cumplir los objetivos que has escrito en tu proyecto europeo. Ahora, después de 3 meses y en plenas vacaciones, empiezo a pensar cuáles serán mis funciones fijas en la organización a partir de septiembre. De momento he estado dando clases muy informales de castellano a dos chicas de la organización, he escrito proyectos europeos o internacionales (en inglés) para poderlos presentar y aprobar y he hecho un curso de bosnio en la capital, Sarajevo. El proceso lingüístico es más lento de lo que esperaba aunque a decir verdad, vivir con una pareja que no hablan nada más que el bosnio ayuda mucho.

Con ella, Melisa, comparto muchos momentos en la cocina, paseadas y compras de comida o de cualquier otra cosa. Es muy jóven, sólo tiene 30 años, pero está casada y su marido no le permite hacer muchas cosas sin él o fuera de casa, y ella lo ha interiorizado tanto que lo ve tan normal y natural como el aire que respira. Vivir con ello no es fácil, pero creo que algo nuevo voy a sacar de esta situación constantemente injusta y desagradable.

Pero en esta pequeña ciudad famosa por sus montañas en forma de pirámides también tengo amigos “normales”. Tengo un pequeño grupito con los que salgo habitualmente a tomar algo o a fumar shisha. Siempre he sido una persona muy abierta y extrovertida, sin tabús, sin demasiados miedos sociales. Aquí he aprendido qué significa ser la turista guiri silenciosa que escucha conversaciones pacientemente esperando entender alguna frase para intervenir. Incluso he aprendido a esperar tanto que a menudo hay alguien que me pregunta si estoy bien o me pasa algo. Me he dado cuenta que estando en un país nuevo, que me parece tan diferente aunque a veces no lo sea, porque en el fondo todos somos humanos del mismo mundo, tengo miedo de las reacciones y de las ideas que se pueden formar de mi. Poco a poco voy sacando mi carácter sin esperar demasiado, siendo yo misma en Bosnia y Herzegovina.

Alba Comadrán