Así fue "Ne(E+)t-working", intercambio Erasmus+ en Horezu
Del 27 de agosto al 5 de septiembre Nico, Andrea, Nil, Belén, Lucia, Helena, Jian Ye y Marc participaron con Mundus en 'Ne(e+)tworking', un intercambio Erasmus+ que tuvo lugar en Horezu (Rumanía) organizado por Asociatia CPDIS.
¿Cómo fue? Os lo cuenta en una crónica ellos y ellas mismas.
Crónicas de Horezu
Un madrileño, una valenciana, cinco catalanes, una malagueña, y un vasco se encuentran en un bar. ¿Qué puede pasar?
El pasado 27 de Agosto, nueve jóvenes españoles junto con otros treinta y tres de diferentes partes de Europa, nos embarcamos en la aventura de un Intercambio Juvenil llamado Ne(E+)t-working, que tendría lugar en Horezu (Rumanía).
El proyecto tenía como objetivo mejorar la auto-confianza de los participantes y permitirnos adquirir y mejorar nuestras habilidades sociales. Por otra parte, el nombre del intercambio -Ne(E+)t-working- revelaba su temática principal, que era reflexionar acerca de la situación por la que pueden llegar a pasar las personas que ni estudian ni trabajan (Ni-Ni’s o NEETs) y como abordarla mediante la creación de redes sociales de apoyo (Networking).
Así pues, la mayoría de las actividades nos permitían adentrarnos en esta temática y ponernos en el lugar de las personas que viven este tipo de situación, pero no solo eso, sino que también logramos darnos cuenta la estigmatización a la que se ven sometidos el “colectivo Ni-Ni” en nuestra sociedad. Lo mejor de estas actividades fue su metodología no formal (ej: teatro-forum, fotografía, actividades, etc.), la cual dio mucho margen para la creatividad y para la aportación de nuestras propias vivencias y opiniones, haciéndolas así también más dinámicas, profundas y significativas.
Discusión en pequeños grupos sobre medidas institucionales que se pueden tomar para incentivar que el “colectivo ni-ni” tenga más oportunidades tanto académicas como laborales.
Role-playing de entrevistas de trabajo.
Actividad de Team-building
Actividad de dibujo colectivo para conocernos mejor durante los primeros días
Sí, el proyecto logró su objetivo, pero la experiencia fue mucho más allá.
Si hay algo que todos recordamos como lo más enriquecedor y bonito de este intercambio han sido las noches culturales. Y es que en Horezu, cada noche conocíamos un mundo distinto y nuevo para nosotros contado por los habitantes de cada país participante en el intercambio: Turquía, Italia, Rumanía, Bulgaria y nosotros, España. Bailes, comidas, lenguas, distintos abecedarios, expresiones, tradiciones, concursos y ¡fiesta! Aprendimos que en Italia no solo comen pizza y pasta (¡aunque nos sorprendieron cocinándonos ambas cosas!), que en Turquía tienen los bailes más pegadizos de toda Europa, descubrimos la deliciosa comida búlgara, y les enseñamos que en España no solo dormimos la siesta, sino que además de mostrarles nuestra enorme diversidad cultural y lingüística, hasta les bailamos un Pasodoble y les enseñamos el ball de bastons!
En la noche turca, haciendo un ritual que se suele hacer en las bodas para los novios.
Aun así, no cabe duda que la rumana fue de la cultura que aprendimos más, y no solamente en la noche cultural, sino que como es lógico, todos los días tuvimos contacto sobre todo con la gastronomía del país. Hay que decir que a unos les costó más que a otros, pero sin duda alguna, ¡algo de adaptación requirió! No obstante, todo hay que decirlo: no olvidaremos fácilmente los Papanasi (postre típico) por los cuales hasta llegamos a pelearnos para poder repetir (no es broma).
¡Pero no todo se queda en la comida! También tuvimos la oportunidad de visitar y conocer en detalle el par de cosas más características de Horezu -protegidas por la UNESCO y declaradas Patrimonio de la Humanidad-: su Monasterio y una demostración de la técnica de cerámica típica de la localidad. ¡Chulísimo!
Nuestro querido Papanasi
Niñas rumanas haciéndonos una demostración de bailes tradicionales rumanos en la noche cultural de Rumanía
Monasterio de Horezu
Taller de cerámica con los pigmentos que usan para pintar las piezas
Platos de cerámica típicos de Horezu
Y a pesar de ser cuarenta y dos personas tan distintas, lo que sí caracterizó el día a día del intercambio fueron los esfuerzos que la mayoría de los participantes hacíamos para hablar inglés y entendernos con el resto. Eso ha hecho posible llegar a conocer personas increíbles de distintas partes del mundo con las cuales esperamos seguir teniendo contacto y hasta llegar a visitar sus países si se da la ocasión. Tenemos que decir que con éste intercambio también pudimos darnos cuenta de muchas diferencias como también similitudes entre culturas. Por ejemplo, los Italianos y Españoles nos hemos sentido mucho más cercanos en contraste con los participantes Búlgaros, Rumanos o Turcos, y eso nos ha permitido abrir nuestras mentes y darnos cuenta a la vez que aceptar que hay otras maneras de ver el mundo.
Actividad para hacer una valoración conjunta del proyecto y de las actividades
Por último, no podemos negar que fue con el equipo español con el cual creamos más vínculo a pesar de que éramos personas muy pero que muy distintas. Han habido muchísimas risas, hemos hecho piña, y en el grupo se han mantenido conversaciones y creado debates muy interesantes sobre todo lo que estábamos viviendo en el transcurso de todo el Intercambio, lo que enriqueció aún más la propia experiencia.
Spanish team!!!
Sin duda alguna recomendamos mucho lanzarse a hacer un Youth Exchange ya sea de una temática similar o distinta a la nuestra, ya que nos ha aportado mucho más de lo que ya de por si pretendía.
Queremos dar las gracias a:
- Asociación Mundus por ser nuestra asociación de envío, brindarnos esta oportunidad y en especial a Juan por mantenernos informados en todo momento.
- CPDIS Romania por la organizar el Intercambio y facilitarnos todos los recursos que hemos necesitado.
- Todo el equipo español: Nil, Marc, Nico, Belén, Jian Ye, Andrea, Carla, Lucía y Helena. Nos “auto-agradecemos” por los buenos momentos que hemos pasado juntos y gracias a cada uno de nosotrxs!
Nico, Andrea, Nil, Belén, Lucia y Helena.
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