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Testimonio Gerard Cardona | 25 años

La primera semana que estuve en Pau no fué fácil. En mi caso, llegué a la ciudad después de haber hecho tan solo tres meses de clases de francés en mi vida.

La ciudad nos recibió con lluvia atlántica durante más de una semana, y la verdad, nunca pensé que durante esos días echaría tanto de menos el Sol al que estábamos acostumbrados.

Cuando empecé a trabajar en mi empresa sentí mucha frustración por la barrera lingüística, me sentía inútil, aún así, tuve paciencia, porque sabía que salir de mi zona de confort era bueno para mi.

Y la verdad es que fuí capaz de entender, gracias a la fase de preparación y el apoyo de mis compañeras, que todos estos sentimientos negativos que salieron los primeros días eran un mecanismo de defensa de mi propio cerebro contra la adaptación.

Una vez superada la lucha contra mi cerebro, vi la belleza de todo lo que nos rodeaba. Pau es una ciudad tranquila, muy verde y con una arquitectura que me encanta. Se encuentra a unos 90 km al norte de los Pirineos, y la verdad, con este dato te das cuenta de lo gigantescos que son, ya que puedes verlos perfectamente nevados desde la ciudad, parecen pintura sobre un lienzo.

El ambiente en mi trabajo ha sido de lo mejor que tenido nunca, además de un horario que te permite vida social (impensable en España) y una flexibilidad, comprensión y empatía por parte de mi tutor de prácticas que nunca había visto antes.

La verdad es que tuve mucha suerte con mis compañeras de piso, la conexión fué genial y la convivencia de las mejores que he tenido. Con ellas hemos hecho un montón de excursiones, al Pic du Midi d’Ossau, a Hendaya...

Tras unos meses me acostumbré, y reconocí cierta normalidad. Incluso hicimos amigos con los que ir a cenar, pasear y descubrir el sur de Francia. Por desgracia, en ese momento nos dimos cuenta de que el final de esta aventura ya se acababa.

Justo ahí también ví que el idioma ya no era un problema, empecé a entender lo que me pedían y conseguía comunicarme sin problema. Me di cuenta que cuando empiezas a hacer bromas y te entienden es que has hecho un gran paso.

Me llevo un gran recuerdo de Pau, ha valido la pena, ahora solo me quedará seguir practicando mi francés.

Gerard Cardona