Testimonio Daniel Gómez-Lobo Camacho | 23 años
Estando de vuelta en Madrid y con todo el tiempo del mundo, es hora de plasmar toda esta increíble experiencia en Turquía en este testimonio, tanto para mí y mi recuerdo, como para que cualquiera que lo lea se sienta inspirado y sepa lo que se le viene.
Desde la llegada ya fue un desafío porque Turkish Airlines retrasó mi primer vuelo, haciendo que perdiera el segundo, y tuve que pasar una noche en Estambul para poder tomar el primer vuelo del día siguiente a Adana… al menos como fue su error no tuve que pagar nada y me dieron un hotel para pasar la noche jaja. Tras aterrizar en Adana y tomar el bus de transporte hasta la estación Tarsus-Kleopatra, mi queridísimo amigo Yusuf (nuestro mentor) estaba ahí esperándome para recogerme. En ese momento tuve mi primer contacto con alguien parte del proyecto, un tipo con aspecto super turco y muchísima “experiencia en la vida”… Tiene tantas historias de las que hablarte, tanto porque ha sido mentor por 10 años y tiene muchas experiencias con los anteriores voluntarios, como por sus fincas y animales con los que trabaja. Yusuf siempre tiene alguna anécdota loca y divertida que contarte por lo que nunca te aburrirás con él.
Yusuf contándonos algo a mí y a Cloé (de Italia) mientras disfrutamos un rico té turco, en unas de sus fincas donde fuimos a recoger plátanos.
Las primeras semanas del proyecto consisten en adaptarse a la rutina de trabajo, que en este periodo son limpiar la playa y “workshop” (básicamente buscar formas de crear conciencia en las personas sobre los problemas de la basura y las tortugas marinas en Kazanlı), pero también es una experiencia indescriptible donde uno forma una familia instantáneamente de 14 personas al estar conviviendo las 24 horas del día. Hay que aprender a escuchar y tolerar a los demás, especialmente cuando tienen una cultura distinta. Sumergirte en ese ambiente multicultural es algo tan enriquecedor e increíble que me ha hecho crecer inmensamente como persona y he aprendido muchísimo sobre cómo relacionarme con los demás.
Un aspecto que vale la pena mencionar es la comida. Como hay que cocinar todos los días, nosotros los voluntarios nos tenemos que turnar y formar grupos para hacer las comidas. Y como todos tienen que participar es la oportunidad perfecta para ir conociéndose entre todos. Bueno, lo notable es que hay días en que las personas del mismo país se organizan para preparar platos típicos de su región (los llamabamos “cultural days”), y diooos que se come ricooo!! No podía creer lo buena que estaba la comida Italiana, Griega, Rusa, etc. También tu tendrás la oportunidad de preparar algo típico y lucirte (si quieres obviamente), como yo que pude mostrarles a todos unas ricas Sopaipillas con pebre de Chile 😊.
Aldo de Italia rallando un verdadero queso parmesano sobre la comida… uuhhh Mamma Miaa!! Pero que delicia y que recuerdos…
Por la pandemia no se pueden hacer muchas de las actividades que se hacían normalmente en los años anteriores, como visitar las escuelas o hacer eventos en la ciudad de Mersin, pero sí que pudimos organizar una actividad para los niños del vecindario donde vivíamos, siendo uno de los momentos más memorables del voluntariado para mí. Realizamos un “treasure hunt”, en el cual escondimos piezas de una tortuga marina por la zona, y los niños para poder encontrarlas tenían que recolectar distintos tipos de basuras que estaban a su alrededor. Así, pudimos educarles un poco sobre la importancia de las tortugas para el medioambiente, y también sobre los problemas de la contaminación. Los niños amaaaron la actividad!! Se volvieron locos corriendo y buscando las piezas para poder armar la tortuga. Y nunca me sentí tan importante con un monton de niños diciendo “Daniel! Daniel!” Rogando por mi atención para que yo viera lo que sea que estuvieran haciendo jaja. Cuando los niños aprenden sobre los problemas de hoy y les enseñas lo que se puede hacer para combatirlos, sabes que el mundo del mañana será un poco mejor… y ser parte de ese proceso de cambio positivo es de lo más gratificante que puedes sentir.
Para terminar. Parecería que todo el voluntariado fueron solo buenas experiencias, pero la verdad es que no hay tiempo ni espacio para poder contarlo todo. Los puntos negativos existen, pero prefiero no “spoilearlos” del todo sino que quiero dejarte que los vivas y descubras por tí mismo. Como mencioné, uno forma una familia gigante al instante, y como en cualquier familia siempre puede haber peleas, discusiones o malentendidos, pero nada que la comunicación y el respeto no puedan solucionar. Para sobrevivir a esta experiencia se necesita tener un espíritu aventurero, estar abierto a conocer otras personas/culturas/puntos de vista, y estar dispuesto a compartir tu tiempo/espacio constantemente. Dos meses parecen mucho tiempo al principio, pero luego verás que se te hacen tan cortos sin darte cuenta, así que de verdad: ¡disfruta y aprovecha cada momento que tengas! Que experiencias así casi no se repiten en la vida.
Ahora sí que sí lo último. La playa de Kazanlı tiene un grave problema de basura, y al ser sitio de anidamiento de las tortugas marinas necesita una especial atención. Es un problema global difícil de solucionar a corto plazo, por lo que la necesidad de recoger la basura y tener voluntarios para esto es algo muy importante. La actividad de limpiar la playa puede llegar a ser repetitiva y desmotivante porque parece que nunca vas a terminar. Todos los días llega basura nueva a las costas por las corrientes marinas o por la cultura de la gente de no recogerla. Pero no te desmotives porque las tortugas te lo agradecerán!! (Como biólogo marino que soy te lo digo 😊) Existen muchas formas de sobrellevarlo, ya sea usando la actividad para estar solo meditando sobre otros temas o estando con otras personas teniendo alguna conversación agradable. Así que futuro voluntario, espero que comprendas lo que se te viene, y nunca pierdas la motivación de ayudar y trabajar en este proyecto!!