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Testimonio Lucía Faimberg | 27 años

Lucía, natural de Sitges, participó junto con María Murcia en "Open Your Heart and Think Dance", un proyecto SVE que duró desde el 17 de abril hasta el 1 de junio de 2017 en el que colaboraron con un equipo internacional de voluntarios en la XVIII edición del festival. Aquí os dejamos con su testimonio.


Soy Lucia Faimberg de Barcelona y acabo de acabar mi EVS/SVE de corto término en Bodrum, Turquía. Creo que hablo tanto por mí como por mi compañera María Murcia cuando digo que las seis semanas del proyecto han sido inolvidables.

La experiencia ha sido del todo satisfactoria, desde la gente que nos acompañaba, el proyecto en sí, los coordinadores, el lugar paradisíaco en el que nos alojábamos o el festival de danza. Es difícil de comprender por qué tan poca gente ha estado interesada en este proyecto (ya que ha habido 3 plazas que han quedado libres por falta de participantes) cuándo ha sido seleccionado como uno de los mejores proyectos de corta duración de Europa, y aquí las dos voluntarias españolas consideramos que con mucha razón.

Nos alojamos en un hotel de 4 estrellas con vistas al mar y todas las comidas de buffet incluidas, compartíamos habitación las dos y la playa y la piscina estaban a apenas unos metros de distancia. Los 27 voluntarios de todos los países coincidimos en la maravilla de lugar que nos había tocado. Fue una suerte compartir esta experiencia con un grupo de jóvenes de diferentes países, las actividades en grupo y el trabajo colectivo ha sido el motor del proyecto. Además, la procedencia de la mayoría de los participantes era de países alejados geográficamente al nuestro, con culturas, costumbres y lenguas muy diferentes al nuestro, esto nos dio la posibilidad de conocer zonas del mundo de los que apenas habíamos oído a hablar.

Los mentores del proyecto eran más que simples mentores, había una cercanía entre ellos/as y el grupo de voluntarios que al final de proyecto éramos literalmente como una familia. Lo mismo se aplica al coordinador, del cual debo añadir que su forma de trabajar y tratar con el grupo fue a mi parecer excelente. La forma de afrontar los conflictos, la libertad de decisión que se nos permitía y la medida en que delegaban en nosotros/as las diferentes tareas, me enseñó que sí se puede organizar un grupo de una forma eficiente e integradora. Los conceptos educativos que he adquirido durante mi carrera de pedagogía los he podido ver aplicados durante estas semanas, con lo que el proyecto ha sido realmente instructivo no sólo por las tareas a desarrollar personalmente y grupalmente, pero también por el ejemplo de gestión del proyecto y grupo.

La primera semana la dedicamos a conocernos, a entender ciertos funcionamientos o conceptos que necesitaríamos para las siguientes semanas y a captar las prioridades del proyecto. La segunda pudimos adentrarnos un poco más en la cultura turca, visitamos algunas escuelas secundarias a las que les explicamos las oportunidades de EVS y programas similares y además fuimos a una boda turca a la que nos invitaron. La tercera semana fue de preparación, habiendo dividido el grupo en tres subgrupos pudimos empezar a preparar nuestras estrategias, de manera independiente, pero aconsejados por los mentores. La cuarta semana fue para la promoción del festival y la quinta, el festival en sí. La última semana fue mayoritariamente libre. Con lo que puedo decir que tanto esos últimos días como en los días libres en mitad del proyecto pudimos viajar por el oeste de Turquía. Los mentores y coordinador turcos nos ayudaron a planear los detalles de los viajes siempre que lo necesitamos, e incluso en más de una ocasión hicimos el viaje juntos con ellos.

Aunque el festival de danza no fue tan grande o espectacular como yo esperaba, hubo espectáculos dignos de recordar e incluso yo misma tuve la gran oportunidad de participar en él como bailarina, acompañada por una cantante y un guitarrista que también eran voluntarios del proyecto. Bien sabemos que lo más importante no es el resultado final si no todo el proyecto en sí y como ha transcurrido, todo aquello que hemos vivido, sentido y aprendido durante esta burbuja que duró seis semanas. Espero sea un recuerdo que nos dure de por vida, no solo a mí sino también a toda la familia que formó parte del proyecto.

Lucía Faimberg