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Testimonio Maitane Badiola | 26 años

Hallo hallo!

Soy Maitane, tengo 26 años y acabo de terminar mi SVE en Karlsruhe, Alemania. He participado en un proyecto llamado Lernfreundehaus, un centro de día para niñas y niños solicitantes de asilo en Alemania. La mayoría de ellos vienen de países de Los Balcanes, como Albania, Kosovo o Macedonia. Todos vienen buscando una vida mejor a la que tienen allí, huyendo de la pobreza que hay actualmente en sus países. Sin embargo, dado que se trata de lugares no conflictivos, muy pocos tienen posibilidades de recibir asilo y la mayoría está a la espera de su expulsión.

En Lernfreundehaus, los niños llegan cada día a las 9, desayunan, tienen clases de alemán, matemáticas, música o arte, juegan con otros niños, comen y ayudan en las tareas del centro, y además participan en diferentes proyectos a lo largo del año, muchos de ellos preparados por estudiantes de la universidad, pero otros en colaboración con otras escuelas de la ciudad.

  

Creo que lo más importante que hace Lernfreundehaus es ofrecer un espacio seguro para que niños con un “background” especial puedan sentirse integrados y parte de una gran familia. Muchos de ellos no habían ido nunca a la escuela y la mayoría son niños que han vivido en las calles, así que hacer que se sientan a gusto y con ganas de volver al día siguiente es nuestro principal objetivo.

Este proyecto ha sido una montaña rusa, para qué negarlo. Llegué a Alemania sin idea de alemán y… bueno… te puedes imaginar cómo fue aquello. Los tres (cuatro, diría yo) primeros meses fueron horribles. Aquí se estila mucho el “estás en Alemania, tienes que hablar alemán” y, aunque ese pensamiento tan simplista todavía me da ganas de arrancar alguna cabeza, la realidad es que todo el alemán que he aprendido ha sido de oídas. Y a fuerza de supervivencia, claro. Creo que fue al quinto mes cuando empecé a disfrutar de verdad de mi SVE y desde entonces no he dejado de alegrarme un solo día de haberlo elegido. No siempre es bonito e idílico, obvio. Hay días que llegas al centro solo para enterarte de que varios de tus niños han sido deportados durante la noche y lo único que te apetece es irte a casa y echarte a llorar. Pero hay otros niños que siguen ahí, que vienen todos los días con las mismas ganas, y muchos otros que aún están por llegar.

Desde que Lernfreundehaus abriera en 2016, han pasado por aquí más de 600 niños y creo que, tal y como están las cosas, muchos más están por venir. Así que Lernfreundehaus seguirá siendo un sitio seguro, un lugar amable, donde los niños puedan venir a seguir siendo niños y a aprender, no solo matemáticas o alemán, sino a sentirse parte de un grupo y libres para ser lo que quieran ser. Y bueno, yo me quedo para verlo. Tengo la suerte de haber sido contratada en mi proyecto y, la verdad, no puedo estar más feliz. No hay día que no aprenda algo nuevo, ni día en que no piense que quedan muchas cosas por hacer en esta Europa para nada idílica. Además, tengo la suerte de trabajar codo con codo con Jasmin Sahin, mi jefa y la persona que creó Lernfreundehaus desde cero. Y creo que trabajar con gente a la que admiras lo es todo.

Así que si algún día andas por Karlsruhe, ¡pásate a visitar! En Lernfreundehaus siempre estamos buscando gente que quiera participar y ser parte de este gran proyecto. ¡Hasta entonces!

Bienvenidos refugiados. Refugees Welcome. Flüchtlinge Willkommen


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