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Testimonio Pedro Armiñanzas | 30 años

Razones de un voluntario

Antes de tomar una decisión, como la de irse a vivir una experiencia internacional, suele haber unos pensamientos, unas reflexiones íntimas, unas conversaciones y unas circunstancias que te llevan a dejar tu entorno habitual para vivir en un lugar nuevo.

En mi caso, en el de Pedro Armiñanzas Royo, proveniente de Zaragoza, no me hubiera imaginado en esta situación hace un año. Sin embargo, ha sido poco a poco. Es decir, un hecho me ha llevado a otro gradualmente.

Empecemos por capítulos, en primer lugar, recuerdo, como hace medio año, el haber sido escogido en un programa de ámbito regional de aprendizaje y obtención de certificado de lengua inglesa, el reconocido Cambridge; tras haber obtenido el título, y especialmente con éxito la parte oral, me terminé de convencer de que con toda probabilidad mi ciudad se me quedaba pequeña. Me acordaba bastante de una experiencia internacional que ya tuve hace unos ocho años, en Lisboa concretamente, que me permitió desarrollarme como persona sobre todas las cosas.

Analizándome como soy, de mente abierta, cosmopolita, interesado por otras culturas e idiomas, formas de vivir, también llegue a la misma conclusión: Zaragoza es pequeña. Quizás hasta España, o al menos, así lo siento.

Por eso, cuando se llega a ciertas certezas y se tienen deseos nítidos, queda buscar la forma, o formas en plural, de canalizarlos. Y en ese momento de búsqueda, y orientado por gente cercana, di con lo que se denomina Cuerpo Europeo de Solidaridad. Aunque la verdad me costó al principio llamarlo así, con su nombre recién estrenado. Lo llamaba Voluntariado Europeo y ya.

Creo haber elegido la forma óptima de llevar a cabo mi deseo de salir de mi zona de comodidad, lo conocido para conocer tierras extranjeras. Tierras en las que voy a poder conocer y practicar un interesante idioma, el de Moliére; donde voy a tener la ocasión de ser voluntariado en un proyecto social, de educación no formal, de carácter rural y de ambiente internacional. Todas sus características como proyecto van conmigo. Con lo cual tengo la sensación de haber elegido la opción óptima frente a otras oportunidades que había en todo el continente europeo.

En unas semanas, entonces, comenzaré a tener una nueva identidad, la de voluntario. Laguepie, ese es el sitio en cuestión, me espera. Francia, a pesar de la vecindad, ese gran desconocido para mí de momento, es el lugar al cual voy a explorar un año, cuanto menos. A bien tot!

PEDRO

 ZARAGOZA, 20 DICIEMBRE 2018

Pedro Armiñanzas